Volver (2014)
Volver, entrar, llegar…Una puerta que se abre al interior.
Traspasar nos refleja. Nos vemos, nos reconocemos, nos desconocemos. El reflejo nos enfrenta con nuestros conflictos. El interior cálido nos recibe, nos reconforta. Un sillón nos invita al descanso. La comodidad puede incomodar. La incomodidad nos transforma, nos invierte, nos hace ver el mundo al revés, y nos convertimos en cosas que no somos…quizás hasta en un perchero. Cada una de nuestras versiones quiere su propio sombrero. Nuestras distintas formas de pensar se equilibran, se desplazan, seden lugar a la otra. Todos nuestros “yo” representados cada uno por su sombrero bailan sobre nosotros.
La eternidad del universo simbolizada por la eternidad del círculo. El universo proyecta nuestro interior. Sobre un cuerpo se proyecta la eternidad de universo. Todo dentro de un eterno circulo. El círculo contiene las esferas, las esferas son los planetas colgando del universo…y todo está dentro de uno mismo. Una ventana se abre hacia lo inalcanzable y nos muestra nuestra necesidad de llegar hasta lo más lejano…hasta la luna quizás. Y tenemos la luna en la mano, y la fantasía que nos permite creer que jugamos con ella.
De vuelta la historia proyectada nos cuenta un cuento que nos permite seguir…la música nos contiene nos ensambla y es protagonista ahora…nos mece nos arropa y nos sacude, transitando sobre ella salimos por la ventana y nos escapamos hacia lo alto del cielo.
El columpio mece nuestras ideas, libera y junta nuestras distintas versiones, reconcilia. La armonía del péndulo, las subidas y bajadas de la vida. El espacio exterior y nuestro espacio interior, soltar atrapar, dejarse ir y dominar…
Buscamos adentro, en lo más doméstico, y en la más remoto. Reencontrándonos, reciclándonos. Solo queda volver a salir.
La puerta se abre, el ciclo comienza de nuevo, pero renovado.